Peach, ¿personaje empoderado o poderoso en la película?


Las redes sociales son, sin exagerar, una fuente infinita para quienes por hobby nos dedicamos a la escritura de blogs. Y es que cuando la mala atmosfera de «los amargados» ha hartado y colmado la paciencia de la audiencia, la película de Mario Bros es un verdadero aire fresco en todos los sentidos: Reminiscencias, regocijo y joyas pulidas en memes y contenido post visionado. Pero esa sombra del pútrido discurso “despierto” ha arruinado la percepción de un personaje tan fantásticamente elaborado como lo es la princesa del Reino Champiñón, Peach. Por ello dedicaré mi primer análisis-reseña en la web a ella, porque es merecido regresarle la credibilidad a los personajes femeninos que tanto ha dañado el empoderamiento feminista en el cine y la cultura.

Es fundamental entender que esta película está basada en los videojuegos de la franquicia de Super Mario Bros, por tanto, no se puede caer en el juego de los argumentos erróneos que equiparan la trama y funcionamiento de los videojuegos con la película. Y es que pocos entienden que una adaptación cinematográfica no es un calco al carbón de las mecánicas de jugabilidad, sino que debe contarse por sí sola y explicar el funcionamiento de ese mundo como si el espectador fuese un desconocido de Mario Bros, por tanto, no es igual la fuerza y experiencia de Mario y Luigi en la obra que en los videojuegos; ellos no son débiles, sino que se están enfrentando a algo desconocido para ellos. Es, en resumen, como si estuviesen jugando un tutorial que se sale de control.

Es importante haber dejado claro el punto anterior pues a base de esa premisa es que Peach brilla en la película. ¿Cómo?, simple y en términos de video jugadores; ella tiene más horas de juego en ese mundo y como consecuencia se ve obligada a acompañar al noob Mario en el proceso de adaptarse a ese mundo, como cualquier otra amistad que te invita a su juego favorito, indiferente de que sea hombre o mujer. Y es esa perspectiva, que quizá peque de sobre análisis o quizá no, sólo Nintendo e Illumination sabrán, se justifica con la primera acción de Peach en la película que, a sabiendas de sus limitaciones y debilidades, anuncia pedir ayuda a los Kongs. Es durante este espacio, en un momento tan desesperado, que conoce a Mario, y ella, quizá inocente quizá precisada, piensa que si él es igual a ella lo podría utilizar como un guerrero del reino.

Es dentro de este círculo de circunstancias que debemos entender la construcción de la película, especialmente en la escena del entrenamiento. Cuando la princesa pone a prueba a Mario no es para humillarlo ni demostrar que es superior simplemente por ser mujer, lo contrario, ella necesita poner en orden a Mario con las reglas de ese mundo y hacerle fuerte pronto porque le urge manos aliadas; recordemos que hay un grave peligro para el reino y la princesa es consciente de sus debilidades, pulir a un guerrero más, en lugar de ser un acto ególatra como algunos traumados lo creen, más bien es uno de absoluta responsabilidad y sapiencia, alguien que piensa como líder y no como Mary Sue toda poderosa.

Sin embargo, existe la escena donde ella explica el porqué es la única humana en ese mundo, relatando que toda su vida debió entrenarse, aprender y ganar el derecho de ser lideresa por medio también de condición física; El Reino Champiñón puede ser muy coqueto, pero recordemos que allí existen dinosaurios que te pueden tragar de un lengüetazo, saber sobrevivir en él es lo mínimo que un líder debe demostrar. Con esto dicho es molesto que muchos olviden estos detalles, y aunque podríamos también culpar a la película por ser bastante acelerada, el caso radica que, como se habló anteriormente y sin ser incongruente con lo establecido la película, la obra se trata de Mario y Luigi, no de un trabajo que cuente los orígenes de Peach en dicho reino. Es por esa poca profundización que muchos se confunden y desvaloran la ruta de trabajo duro de Peach para señalarla como una mujer que es fuerte porque sí, cuando es todo lo contrario.

Es a raíz de estos esfuerzos ganados por años de convivir con los Toads que debemos apartar la imagen empoderada de la princesa y otorgarle el merecido título de heroína poderosa. Por ello es obligación aclarar aquí algo importante y es saber diferenciar entre empoderar y poderoso, porque estos términos se les ha prostituido tanto que las mentes cerradas no se toman ni dos minutos en buscar ambas definiciones en la web: Empoderar, en términos sencillos, es otorgarle a alguien poder. Poderoso es alguien que a base de experiencia y mérito ha obtenido poder.

En términos de escritura de guion, un personaje empoderado es uno a quien las vicisitudes de la realidad en la obra le disponen en las manos el poder de algo sólo por el simple hecho de ser hombre o mujer, por creer en algo o bien porque es el elegido y lo puedo todo, sin esfuerzo o sufrimiento. Por el contrario, un personaje poderoso es uno al que las circunstancias a su alrededor le han obligado a esforzarse, a trabajar para obtener poder y superar sinfín de pruebas que por lo general tienen precios muy altos en sacrificios personales o sentimentales; dentro de este rango encontramos a Peach por lo dicho anteriormente, ella se ha ganado a pulso y sudor ser la representante del Reino Champiñón.

De igual forma deseo dejar un ejemplo que se sale del tema de Peach, y viene de la saga del genial Akira Toriyama, Dragon Ball, esto para entender con simpleza qué es un personaje empoderado y uno poderoso por medio de dos técnicas conocidas en esta obra. Una técnica poderosa es el Kame-Hame-Ha, que depende del poder individual del guerrero obtenido por el entrenamiento. Una técnica empoderada es la Genki-dama, que debe su poder al absorberlo de los demás y no de sí misma.

Bien, una vez demostrado que Peach se sale del estereotipo facilón de la Mary Sue que tanto le gusta usar a los guionistas de quinta en ya sabemos qué corporaciones audiovisuales, es importante resaltar que la princesa del Reino Champiñón es una mujer con personalidad atrayente. No es ya que su feminidad resalta a simple vista, es que además demuestra temple y sabiduría pues ninguna de sus acciones, pese a la trama simple que es la película, carece de fuerza y cariño.

Ella, como persona agradecida, no entrega con facilidad el reino ya que entiende que sus súbditos, debo recordar que son quienes le dieron techo, amor y comida, son seres indefensos, criaturas desvalidas en comparativa a todos los demás que conviven en ese universo. Incluso si los pingüinos del principio de la película son fácilmente derrotados, al menos ellos demuestran coraje y luchan, más los Toads no, ellos dan por hecho que la princesa hará algo para salvarles pues en palabras de ellos mismos su única cualidad son ser tiernos. Con semejante peso a cuestas es admirable que Peach decida realizar un viaje solitario —recordemos que en esos momentos no conocía a Mario— dispuesta a todo para obtener el favor de los Kongs, sin necesidad de hacer un berrinche caprichoso o demostrar poderes infinitamente superiores para doblegarlos; el hecho es que sabía perfectamente que de ponerse obtusos «los changos», debía pelear.  Tanto es así que acepta el desafío, pero acaba por tramitarlo a Mario y ella, confiada y sin hacerlo menos, le permite luchar; una vez más no es engreída y se separa del “yo soy la única”, clásico de una Mary Sue, para hacerse a un lado y permitir al protagonista crecer, no más no sea para darse de trompadas con un ‘chango’.

Existe otro detalle que hizo saltar las pocas neuronas de los traumados con el relato Mary Sue, y es el trato de la princesa a Mario cuando le llama «chaparrito». La gente se llevó las manos a la cabeza porque, ¡oh está tratando mal al héroe masculino!, ¡feminista sin dudas!, cuando a todos estos insulsos incapaces de analizar no entienden que en primer lugar ella está rodeada de literalmente “chaparritos”, para ella ese calificativo es normal, y un recién llegado no va a cambiarle las mañas en veinte minutos. Y el segundo punto a señalar es que ella jamás ha tenido trato con otro humano por lo cual me veo en obligación de reiterar que diez o veinte minutos con otro humano no van a cambiar los hábitos de toda una vida; seamos maduros, Peach en cualquier caso, y sin disponerla a menos, es una ordinaria en cuanto a trato, ¿o caso trató a alguien distinto en toda la película?, ¿debo recordarles que le dio cara a uno de los ‘changos’ sin echar atrás?, despreció, con justa razón, a Bowser sin ningún reparo, y si al caso respeta a los Toads porque son su todo, su razón literal de vivir, pero con ellos su trato de igual forma es informal, libre y sin ataduras, es, en resumen, ella.

Creo que profundizar más en tan espectacular heroína es ofender a quienes entendimos muy bien de qué se trata su personaje y qué rol juega, como también sería restarle a la credibilidad que Nintendo e Illumination forjaron para darnos tan maravillosa película. Por esto, lo último que añadiré a esta análisis-reseña es que Peach, por carisma, feminidad y construcción, está muy encima del promedio contemporáneo de lo que es un personaje femenino en el cine, y no debió dejar de ser ella misma para demostrar que es poderosa ni le paso por encima a nadie para defender un falso empoderamiento, como lo haría cualquier mujer que se ha ganado la vida con esfuerzo y mérito, palabras que aborrecen muchos «guionistas» de hoy. La princesa del Reino Champiñón se gana con construcción, justicia y merecimiento, un 10/10 como personaje.


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