Identidad en ficción: Memoria y facetas


Las historias contadas siempre han enfrentado a sus protagonistas a diversos tipos de conflictos, pero en algunas ocasiones las motivaciones de los personajes se rigen por la pregunta ¿Quién soy? La pregunta es ¿Qué define nuestra identidad? ¿La persona que somos ahora? ¿O el impacto de las acciones que hemos dejado?

Por lo general cuando consumimos alguna historia conocemos a los personajes en determinadas edades, no sabemos quiénes fueron o en quienes se convertirán o si permanecerán relativamente sin cambiar el resto del relato. 

Un término muy sonado en la escritura es: Desarrollo de personaje. El público ahora es más consciente de que la mayoría de las ocasiones los protagonistas durante su viaje del héroe experimentan un cambio, ya sea en cuanto las habilidades y experticia que adquiere, cómo su madurez y aprendizaje reflejado en nuevas actitudes y cambios en su personalidad. El cambio puede venir por voluntad propia o por un evento incitador que puede ser estimulante o traumático.

Estos cambios se vuelven parte de la evolución del personaje y pueden verse cómo diferentes facetas. En un manga de acción es común ver que el héroe presenta una transformación para enfrentar al villano principal de alguna saga. El tema de la transformación puede manejarse de muchas maneras, ya sea más poder en escalas numéricas, representar ciertos elementos de la madurez del personaje o ir de la mano con los temas de la historia; eso si ya iría de la mano de cómo quiere manejarlo el autor.

Goku transformandose en SuperSaiyayin fue un evento icónico por su establecimiento y todo lo ocurrido para llegar a dicha transformación. Además de que estableció este tropo tan común en los mangas de acción que vinieron después.

Lo cierto es que todos estamos sujetos al paso del tiempo, tenemos un pasado que hemos dejado atrás y nos ha marcado, pero también estamos a la expectativa de un porvenir incierto.

El tema de la profecía puede generar incertidumbre ante actos que llegaríamos a cometer y alguna trama de viaje en el tiempo puede mostrarnos una versión futura de un personaje, aunque no conoceríamos el camino para llegar a esa faceta.

Así cómo el futuro es desconocido, el pasado es insistente y reiterativo, las memorias revolotean en la cabeza de las personas, momentos felices o hechos tristes se pasean ocasionalmente en la mente de cualquier personaje. Pero aparte de esas vivencias lo que queda son las facetas, ese recuerdo de lo que yo fui y cómo decido ser.

Cada persona puede ser definida por lo que es en el presente, pero en ocasiones existen facetas pasadas que han dejado un impacto. Tomando en cuenta la vida real hay muchos famosos que tuvieron su momento de descartar y ahora lo que quedan de sus glorias pasadas son sus fotografías y recuerdos, pero aún más importante, el reconocimiento de muchas personas que celebraron sus triunfos.

Escena de la película Los Increíbles en la que Bob Parr recuerda sus viejas glorias como superhéroe.

De cierto modo la edad puede ser un signo de identidad, aspectos como la madurez y la experiencia se vuelven muy característicos a la hora de definir un personaje. Por lo mismo también pueden ser muy marcados los roles del maestro anciano y el aprendiz joven.

Con el pasar de los años el vigor se pierde, y muchos personajes veteranos solo quedan con lo que sus cuerpos pueden aprovechar de sus experiencias, aunque al menos pueden transmitir sus enseñanzas a los más jóvenes que les quedaría maravillarse por aquellas facetas en que sus maestros se encontraban en su mejor momento.

Pero, así como existen méritos que generan admiración y una percepción positiva que dejan una marca que no se borra con el paso de los años también existen ciertas facetas que algunos quieren dejar lado. Ciertos personajes están marcados por un pasado del que les es difícil desligarse y en sus respectivas historias hacen todo lo posible para dejar esas épocas atrás.

Kenshin Himura fue conocido por muchos como el despiadado espadachín «Batusai el destajador» pero él ha dejado esa faceta en el pasado y ahora busca solucionar los conflictos sin necesidad de tomar una vida.

Con todas estas posibilidades planteadas vemos la infinidad de facetas que pueden plantearse en la vida de un personaje y tratándose de ficción podemos llevar esto más lejos cuando existen razas más longevas o incluso seres inmortales.

Pero si nos guiamos con la pregunta inicial ¿hasta qué punto estas facetas marcan la identidad? Consideraría que al igual que en nuestra vida debemos regirnos por el presente y en una historia percibimos al personaje desde las escenas que presenciamos en el respectivo momento.

Es cierto que el trasfondo es parte de la construcción del personaje y una vez lo conocemos, lo llegamos a comprender mejor, pero el mismo personaje es quien decide cómo ser en base a lo que le ha pasado ya que igualmente todos reaccionamos de diferente forma ante los eventos e incluso suelen usarse paralelismos de personajes que, aunque pasaron por la misma situación su forma de ser los hizo aspirar a un destino diferente. El presente que percibimos es una construcción de toda una vida hasta ese momento.

Aunque le estoy dando mayor importancia a la faceta presente, todas las facetas a través del tiempo dependiendo de su ejecución le dan riqueza a su personaje. Y no digo que tengan que ser bastante o muy abruptas, lo planteado es que esos cambios se sientan orgánicos. Ante una mayor atención del público hacia el desarrollo de personaje y fijación de este término como un criterio, es necesario recordar que este desarrollo depende de las intenciones de la historia, por lo que es normal que existan personajes que no lleguen a cambiar, pero aun así se mantenga el objetivo de lo contado.

La cantidad y diversidad de facetas depende de mucho de los requerimientos de la obra e intenciones del autor y el mismo debe hacer todo lo posible para que dichas construcciones sean satisfactorias. Considero que la identidad del personaje se marca en el presente, pero el mismo es una construcción a través del tiempo y hay que estar atentos para manejar bien todas las facetas que puede mostrar.


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